Build in Silence
El arte de avanzar sin hacer ruido.
El otro día me senté con unas amigas de toda la vida a tomar un café.
Yo considero amigas de toda la vida a aquellas amistades de bajo mantenimiento que te han conocido en todas las facetas, que no muy bien saben describir a qué te dedicas y te quieren por lo que eres, no por lo que haces.
Volviendo a esa tarde, una de ellas me preguntó si ya no escribía más la newsletter. Y me hizo pensar. Porque, en realidad, no es que haya dejado de escribir, sino que ahora escribo cuando realmente me apetece.
¿He perdido el hábito? Puede ser… Antes, la disciplina era el motor —ese combustible invisible que hace que un hábito se mantenga vivo—. Dicen que los cambios se logran a partir del día 21, pero los hábitos se consolidan a partir del día 66. Pero también me di cuenta de que escribir por hábito no me iba a llevar al sitio donde quiero estar.
Os confieso que, por momentos, me decepcioné un poco. Percibía que cuando compartía cosas más personales, los textos generaban mucha más atracción que cuando hablaba de temas técnicos o de negocio. Lo mismo me ocurría en Twitter, como lo seguimos llamando los millennials: una selfie y el engagement se disparaba; una reflexión más profunda y ni un mísero like. Pero también sé que los fieles, los que de verdad leen, siguen ahí. Así que no es una queja ni un lamento. Es simplemente una constatación: últimamente estoy viviendo una etapa más privada, más tranquila, con grandes retos y, sobre todo, con mucha paz.
Durante este tiempo, mi camino por la India no se ha interrumpido, al contrario: se ha expandido. Creé una consultora de internacionalización —Transcend— donde ayudamos a empresas en sus procesos de go to market hacia otros países. Lo curioso es que ese camino que creía recorrer sola me llevó a encontrar a una socia, Milena. Un día cualquiera, en febrero, en una copistería estilo años 90 de Khan Market, Delhi, decidimos dar forma a nuestra primera empresa juntas e imprimimos unas tarjetas de visita (allí siguen de moda). Desde marzo no hemos parado. Y todo, en silencio.
Mientras el mundo se obsesiona con el build in public, nosotras decidimos hacer lo contrario: construir en privado. Entre familia, amigos y contactos cercanos, logramos facturar de forma considerable en el arranque del año, y os juro que estamos muy felices por ello.
He pensado mucho sobre el build in silence, hasta lo estoy prescribiendo, si me preguntan. En una época donde la validación parece venir de los “me gusta” y los “views”, guardar silencio se ha vuelto casi un acto de rebeldía. El derecho a la intimidad, el silencio, lejos de ser vacío, es un espacio interesante. Es donde las ideas crecen sin presión externa, donde los errores no necesitan explicaciones y donde el proceso, no el resultado, se convierte en el verdadero logro. Construir en silencio no es esconderse: es proteger la energía de lo que aún está tomando forma.
Han sido meses de muchos viajes —a la India voy cada mes o mes y medio—. Todo esto, mientras sigo compaginando mi rol como CMO en Dekalabs, en el que justo acabamos de lanzar un nuevo producto: wwww.optimavenue.com.
Hoy, cuando alguien me pregunta, suelo decir: sé discreto con tus planes y no seas multitasking. A mi me sirve.
Esa falsa virtud de hacer muchas cosas a la vez es, en realidad, una trampa. Diluir tu energía entre demasiados frentes no te hace más productivo, sino más superficial.
Quizás esa sea la lección de esta nueva etapa: que el silencio no es ausencia o poca productividad, sino concentración. El verdadero progreso no hace ruido. Y cuando eliges build in silence, el eco de lo que construyes suena mucho más fuerte cuando llega el momento de mostrarlo.



Más de uno y una habrá torcido la nariz con lo que escribes, porque llevamos mucho tiempo siendo bombardeados con eso de: "crea hábitos", "escribe en primera persona (y sobre ti)", "el que no muestra, no vende" y por ahí va la cosa.
El silencio, la intimidad... no dan likes, pero dan eso que tu llamas "paz".
Ché, que buena entrada. Me ha encantado. Y enhorabuena por los proyectos, iniciados y mantenidos, con discreción (que si además son exitosos, como parece, doble mérito).